Puedes crear tu presupuesto personal en tan solo cinco pasos. ¡Vamos a verlos!
Calcula tus ingresos mensuales y anuales. Suma todos lo que ganas al mes y al año.
Cuenta sólo con los ingresos fijos, los que estás totalmente seguro que recibirás. Incluye aquí todas tus fuentes de ingresos, no sólo tu sueldo. Un ejemplo de cómo poner los ingresos en tu presupuesto sería la siguiente:
Sueldo e ingresos por trabajo.
Es decir, lo que cobras en tu nómina e incluso lo que puedas percibir como freelance por colaboraciones esporádicas. En otras palabras, lo que te pagan por dedicar tu tiempo a trabajar.
Inversiones e impuestos. Dividendos, ventas de acciones, fondos de inversión
En esta parte debes colocar los ingresos que provengan de tu ahorro, pero sólo los que efectivamente lleguen a tu cuenta. Si ahorras a largo plazo aprovechando el interés compuesto y tus ahorros te generan un 4% al año no importa, ya que ese dinero seguirá invertido. En el caso de los impuestos, puedes poner la devolución de la renta.
Ingresos pasivos.
Si tienes un piso alquilado y recibes una renta mensual, aquí es donde debes ponerla. Lo mismo se aplica a cualquier ingreso pasivo que generes. Si todavía no lo haces, aquí puedes ver algunas ideas de ingresos pasivos.
Si quieres simplificar el presupuesto, elimina los ingresos extraordinarios, que serán principalmente los de inversiones e impuestos.
En otras palabras, si no eres un profesional de los mercados y sólo de vez en cuando vendes acciones, déjalas fuera de tu estructura de ingresos. Así evitarás distorsiones en tu contabilidad personal que te pueden hacer pensar que tienes un ingreso recurrente que no es tal.
Calcula tus gastos fijos
Busca en cajones, conéctate a tu banco online, mira en tu tarjeta de crédito… Hazlo como prefieras, pero junta todos los gastos fijos que tienes al año y vete incluyéndolos en tu presupuesto.
Es importante que dividas tus gastos por categorías. El número de áreas de gasto en tu hoja de presupuesto personal depende de ti. Seguros, televisión, móvil, electricidad… Todos deben figurar en esta área. Otras personas lo dividen por: super mercado, salidas, arriendo, etc.
Calcula tus gastos variables
Esta es una de las partes más interesantes, pero también la que más trabajo te va a llevar y la que más se extenderá en el tiempo. Empieza por registrar los gastos variables de cada mes en cada una de las partidas que hayas decidido.
Calcula tu presupuesto familiar: suma y resta
El cuarto paso del proceso es tan simple como coger una calculadora para sumar tus ingresos y restar todos los gastos.
Con esta simple operación tendrás el flujo de caja de tu economía doméstica.
A efectos prácticos, verás claramente si ganas más de lo que ingresas y cuánto dinero te sobra cada mes para ahorrar.
Toma decisiones sobre tu economía familiar
Esta es la parte crítica del control de gastos mensuales. El mejor presupuesto para el hogar no sirve de nada si después no se toman decisiones.
Ahora que ya tienes los datos sólo debes analizarlos y ver cuáles quieres reducir.
Dedica un poco de tiempo a pensar en tus prioridades. Hay gastos que no se podrán eliminar, aunque igual sí reducir. Aquí te damos algunas ideas para lograrlo:
- Ahorrar en energía en el hogar
- Ahorrar en la compra del supermercado
Un buen presupuesto te tiene que acercar a dónde quieres estar económicamente, tanto en cantidad de ahorro como en calidad de consumo.
Ahora que ya sabes cómo se hace un buen presupuesto sólo tienes que repetirlo una y otra vez, día tras día, mes tras mes, en función de lo que elijas.
¿Qué es mejor, un presupuesto mensual o uno anual?
Esta es una duda muy común, sobre todo entre quienes saben que la constancia no es su fuerte. Llevar un presupuesto requiere cierta constancia a la hora de anotar gastos si quieres que funcione.
No hay un presupuesto mejor que otro, sólo formas de llevar la contabilidad familiar que se adaptan mejor a un estilo de vida que a otro.
La ventaja de un presupuesto mensual es que vas a tener más datos con los que trabajar. Sabrás en qué meses se dispara tu consumo eléctrico, cuándo gastas más en ocio y tendrás una visión más clara de tu evolución. Además, podrás tomar medidas antes si ves que tu economía familiar se descuadra.
La desventaja es que tendrás que dedicar un poco de tiempo cada mes a actualizar tu plantilla de gastos familiares.
La ventaja de un presupuesto anual es que requiere menos constancia.
Basta con que te sientes una vez al año con tus gastos para tomar decisiones. Requerirá más tiempo ese día, pero a cambio no tendrás que ser constante.
Con estos resultados, será posible que tomes decisiones más sabias que se asemejen al equilibrio que tú consideres.
También será más fácil decir NO en los momentos adecuados, porque sabrás lo que representará al año, este gasto que quizá no te deja ahorrar lo que quieres.