Debemos empezar por recordar que los niños son más receptivos a los nuevos conocimientos. Esta etapa entonces, es muy importante precisamente porque su cerebro aún se encuentra en formación.
Esto les da una gran capacidad para aprender nuevos hábitos y adquirirlos para que permanezcan a largo plazo.
De hecho, cuanta mayor edad se tiene, más difícil es romper con los patrones de pensamiento y comportamiento.
Es por ello que desde temprana edad les enseñamos a lavar sus dientes tres veces al día y saludar al llegar a un lugar, ya que, de otra manera, se vuelve más difícil convertirlo en hábito.
Así como se enseña el aseo personal, ahorrar debe ser parte de una educación integral para nuestros hijos.
Esta práctica les ayudará no sólo al hecho simple de “ahorrar”, sino que le impulsará valores como el esfuerzo, la responsabilidad, la independencia y la honestidad.
Por esta razón, es indispensable para el futuro, que fomentemos el concepto del ahorro en los niños.
No se trata sólo de dinero o independencia financiera, sino en el uso inteligente de recursos como la electricidad y el agua. Algo que tu bolsillo y el planeta te agradecerán
Se trata de la manera como tomarán decisiones trascendentales que les ayudarán a evitar fracasos innecesarios y llegar a sus metas.
Por esto, aquí van los consejos para ayudarte a enseñar hábitos de ahorro a tus hijos:
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Explícales la diferencia entre valor y precio.
Esto incluye enseñar la diferencia entre necesidad y gasto innecesario, entre capricho y algo realmente útil.
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Recuérdales que el dinero se consigue con esfuerzo y conocimiento.
Por ejemplo, si terminan todas sus tareas y ayudan en la casa barriendo o haciendo su cama, prémialos con una pequeña paga.
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Ayúdales a establecer metas y hacer presupuestos.
Si quieren comprarse una bicicleta en 6 meses, ¿cuánto necesitan ahorrar cada quincena?
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Da el ejemplo.
La mejor manera de demostrar a los hijos cuáles son las ventajas del ahorro es tener sanas las propias finanzas personales. Si papá ahorra en una alcancía, el pequeño querrá hacerlo también.
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Abran una cuenta de ahorro y usen una alcancía con los más chicos.
Ahí deberán ingresar una cantidad fija e intocable cada mes.
Cada cierto tiempo, revisen el estado de cuenta para que sepan cuánto dinero llevan ahorrado.
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Hablen de manera directa.
Cuéntenles de forma sencilla sobre cómo papá y/o mamá trabajan por un salario para cubrir los gastos de casa, para comprar la ropa, los zapatos, el alimento o ir a divertirse.
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Prémialos.
Las experiencias de ahorro deben ser positivas y claras, para que el pequeño tenga deseos de repetirlo.
Puede ser un juguete que quieran, llevarlos al cine o incluso se les puede enseñar a invertir en herramientas especializadas para que incrementen su dinero, dependiendo de su edad.
Al inicio, es recomendable que las metas de ahorro sean cortas -de dos a tres semanas- para que el niño pueda ver los resultados de su esfuerzo de manera rápida y no se le olvide.
Después se puede ir aumentando el periodo de ahorro.
También es clave establecer una fecha para depositar el dinero a ahorrar (por ejemplo, todos los viernes).
No olvides enseñar a tus hijos la importancia de cumplir con los abonos para el ahorro con puntualidad.
Incluso pueden llevar juntos un pequeño registro del dinero que han apartado hasta la fecha. ¡Hagan de esto una actividad en común!
Esperamos que estos consejos hayan sido útiles y te hayan dado ideas para inculcar este hábito que muchas veces no se enseña en el colegio.
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