Por @lissjortega
Recordemos que un mito es una creencia idealizada que repetimos sin parar a pensar si es válida en nuestra realidad.
Por otro lado, cuando hablamos mitos, en realidad me refiero a esos paradigmas que tenemos arraigados en nuestro nivel más profundo, producto de nuestra educación o nuestras experiencias.
Según diversos estudios, muchas veces esos paradigmas son los que condicionan nuestra realidad financiera.
Por esto a continuación, te invitamos a reflexionar con nosotros acerca de estos mitos y así saber qué tanto pueden estar afectando nuestra vida financiera de forma inconsciente:
“Comprar cosas usadas”.
¿Nos hace pobres comprar cosas usadas? Es una construcción que hemos hecho.
¿Por qué hemos llegado a pensar que si conseguimos cosas usadas estamos llamando a la pobreza?
Hay quienes piensan que comprar barato o apuntar a lo más económico, nos limita mentalmente, al no expresar nuestro potencial de tener cosas de lujo y esforzarnos por ello.
Sin embargo, estudios sobre los verdaderos millonarios, tienen una lógica racional para gastar el dinero.
La mayoría de los millonarios no se compran lo más caro en cada decisión, no son personas ostentosas.
Por tanto, para no caer en este mito, en vez de pensar si es “usado” o “nuevo”, es recomendable pensar en el estado de las cosas.
En este sentido, podríamos pensar en la calidad de las cosas que podemos llegar a comprar, que pueden ser muy buenas, independientemente a si son nuevas o no.
De hecho, está demostrado que personas con mucho dinero también son muy ingeniosas a la hora de comprar; consiguen prendas usadas en excelente estado que nadie se daría cuenta que no son nuevas.
En este orden de ideas, económicamente y en términos ecológicos, comprar cosas usadas y en buen estado es más beneficioso de lo que pueden llegar a sugerir nuestras creencias.
Ahora, hablemos del siguiente mito:
“Pobre pero honrado”
Este dicho que se escucha popularmente, construye la idea de que las personas que tienen dinero no son buenas. Que han sido personas que la consiguieron a costa de los demás o de forma fraudulenta.
Puede que este mito está más arraigado por una frase que muchos hemos escuchado:
“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos”.
Sin embargo, investigaciones comprueban que esta frase expresada en La Biblia, tiene otras interpretaciones y contextos a partir del arameo y, por tanto, no tiene un significado que se le ha dado a lo largo de los años.
Sin embargo, seamos o no creyentes, tal vez esta creencia está inconsciente en nuestro cerebro, al entender que tener dinero o riquezas es algo malo.
Pero… ¿Será que en verdad el dinero corrompe a los seres humanos?
No podemos afirmar que el dinero sea bueno o malo, pero es un factor amplificador de lo que ya somos.
La clave para que el dinero no sea un agente que “corrompa”, es entender cuáles son nuestros valores, saber en torno a qué gira nuestra vida y saber cómo usar el dinero como herramienta, no como un fin en sí mismo.
Por ello, conocernos a nosotros mismos, hacer un trabajo de introspección para que el dinero no nos meta en un espiral de consumo eterno, de comparación y malas decisiones.
Ahora, reflexionemos sobre la siguiente creencia
“El dinero compra la felicidad”
Según estudios realizados en una curva de estado de felicidad y bienestar, la realidad apunta a que, el dinero hace la diferencia hasta cierto punto.
Se afirma que, cuanto más dinero ganemos, sí se mejora nuestra calidad de vida y por tanto nuestra “felicidad”.
Sin embargo, después de cierto punto o “cumbre” de dinero mensual, más dinero NO nos hace más felices.
La explicación es que, a medida que pasamos este “umbral de satisfacción”, a partir de cierto nivel, debemos pensar más allá de gastar porque intrínsecamente no nos genera nada internamente.
Por esta razón, se recomienda que ese dinero que entra “de más” o supera esa “cumbre”, es mejor utilizarlo para obtener libertad financiera y ayudar a otras causas.
En otras palabras, es recomendable mantener un equilibrio, pues si bien, el dinero ayuda a nuestra felicidad, no es el único factor. También estan la salud mental, emocional y las relaciones con un mismo y los otros, según los expertos.
Esperamos que esta reflexión te ayude a mejorar tu relación con el dinero para tomar mejores decisiones, como el ahorro y la inversión.
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